A propósito de Belvederes, finalmente fotografié Belvedere VII*, una pieza que me gusta particularmente y que había quedado pendiente desde hacía tiempo.
Es increíble como la pintura cuando está fresca y abunda, guiándola solo un poco, describe figuras que nos recuerdan a la naturaleza. Como si estubiese presente en cada gesto, en el más abstracto, en el menos pensado. Pues así me imagino un prado arbolado visto a través de una valla vertical en primer plano que oculta parcialmente otras figuras del fondo.
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