Sigo en la tarea de ordenar y volcar a la web trabajos que ya tienen unos años pero que mantienen toda su fuerza y sentido.
L’Avenir fue producto de la casualidad (nuevamente) y de la necesidad de dar forma a la imagen de mi padre (falleció cuando yo tenía 2 años) reuniendo fotografías, amarillentas cartas y recuerdos ajenos. Hurgando viejos álbunes de mi madre en Montevideo encontré su perfil recortado en cartulina negra, recuerdo de su viaje de fin de carrera en Río de Janeiro en 1948. Esa mancha negra era una abstracción pero era él. Me lo traje a Barcelona con otras fotos y muchas imágenes en la cabeza. El azar interviene caprichoso y certero haciéndome tropezar en Las Ramblas con un itinerante que recortaba perfiles en cartulina negra… Habían pasado 50 años redondos entre uno y otro.
De vuelta al taller tenía su perfil y el mío que enfrentados podían finalmente comenzar una conversación trascendiendo el tiempo y el espacio.

L’Avenir, 1998, edición digital sobre papel, carpeta de 30 láminas de 25 x 21 cm. Encuadernación en tela realizada por Pamela Moore.
Texto de Juan Carvajal Franklin para el catálogo de la exposición Obra reciente L’Avenir / Oui-ja / Diari d’Avinyó en el Museo y Archivo Histórico Municipal Cabildo, Montevideo, Uruguay, Marzo 2000.
Las siluetas de sombra de la serie L’Avenir son propiamente ventanas de consumada geometría practicadas en los límites del Tiempo. Si se las mira desde lejos, el conjunto revela su condición de construcción mental y proyecto estructural formado por un número preciso de puntos focales dispuestos de manera que forman una red combinatoria alternando el punto focal y el espacio vacío, como sucede en el arte tipográfico. Y si uno se acerca a contemplar cada ventana o silueta tendrá ante sí lugares, gestos, palabras, simetrías, alas, ruedas, vientos, texturas, espirales, la relación de un viaje, un corazón latiendo, días, sexo, arquitecturas, impulsos, divergencias, rostros e incluso el mapa de esta calle con esta sala y esta exposición y también el ojo del que ahora la está observando y se refleja. No hay materia más dura que la materia del Tiempo y sólo puede moldearla la Memoria. Punto por punto, eso y sólo eso.

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